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24 de mayo de 2013

A la caza del lobo...


extinción del lobo de Tasmania


Año 1869.
El señor Weaber posa de perfil vestido con sus mejores galas y junto a su inseparable rifle: va a ser inmortalizado por el fotógrafo Victor Prout.
Frente a él cuelga muerto un curioso animal parecido a un perro con unas características rayas negras que recorren todo su lomo. 
Es un lobo de Tasmania, una especie prehistórica de carnívoros marsupiales que por esa época se había extinguido en el resto del mundo, quedando sólo una pequeña colonia en esa isla oceánica.
Para su desgracia, los colonos australianos le atribuyeron fama de gran cazador de gallinas y ovejas, por lo que las autoridades ofrecieron recompensas a los que lograran capturarlos. A 1 libra esterlina se pagaría el animal adulto, 10 chelines por los cachorros.
En poco más de 20 años (entre 1888 y 1909) se cobraron 2.184 libras, desapareciendo prácticamente la especie.

El último lobo de Tasmania, "Benjamín", fue capturado vivo en Florentine Valley en 1933, siendo trasladado al zoológico de Hobart
Apenas tres años después, el 7 de septiembre de 1936, moriría de frío: sus cuidadores habían olvidado abrir la puerta de su casetilla para que se refugiara durante la noche
El lobo de Tasmania había desaparecido para siempre.


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