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23 de noviembre de 2014

La Barqueta en 1855





Año 1855.

Las continuas lluvias desbordaron el Guadalquivir y, una vez más, la vieja muralla almohade se ha convertido en el último bastión de Sevilla antes de que se aneguen sus calles.

Con casi mil años a cuestas, los tiempos han cambiado y poco pueden hacer ahora los gruesos muros de argamasa y tapial frente al poder destructivo de las armas modernas, por lo que su función se ha reducido a contener las aguas embravecidas durante las riadas


Tras la silueta de esbeltas almenas jalonadas por pequeños torreones en una progresión aritmética perfecta, asoman las chimeneas de fábricas y el campanario del Monasterio de San Clemente. Al fondo, se esboza la Puerta de la Barqueta.
Así lo vio el fotógrafo Louis Leon Masson, fascinado por la belleza decadente de la capital hispalense, y así lo reflejaría en una imagen que se ha convertido en un documento fundamental, ya que poco tiempo después ese lienzo de muralla sería derribado en su totalidad.
En nombre de la modernidad y el progreso llegaba el tren y con él otro muro, en este caso de hierro y acero, que ceñiría los costados de la ciudad antigua hasta hace pocas décadas. 




John Adams, el fotografiado más viejo de la historia




Sobre el año 1849

John Adams, un anciano zapatero de Pennsylvania, está a punto de entrar en la historia.
Aunque su mirada quizás sea algo asustadiza, como expectante, se ha vestido para la ocasión con sus mejores galas, adoptando una pose seria, venerable, propia de una persona que se encuentra en las postrimerías de la vida, una larga vida que rebasa ya los cien años.

No en vano cuando nació un 22 de Enero de 1745 su ciudad, Massachusetts, aún pertenecía al Imperio Británico; de hecho aún restaban más de 40 años para que los Estados Unidos lograran la independencia.
En España todavía reinaba Felipe V y la Casa de la Contratación monopolizaba desde Cádiz el comercio con unas colonias americanas que se mantenían intactas.
De haber visitado Alemania, Adams podría haber conocido a Johann Sebastian Bach, o a Voltaire en Francia... o ser el primero en desembarcar oficialmente en Australia.

Y es que, con 104 años, John Adams es probablemente el hombre más viejo, por fecha de nacimiento, jamás fotografiado.


10 de noviembre de 2014

La Iglesia del Buen Suceso


Madrid

Año 1910.

En la madrileña calle Princesa un bello edificio de estilo historicista parece haber cautivado la mirada del fotógrafo.
Se trata de la iglesia del Buen Suceso, levantada por el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos en 1868 tras la demolición y traslado del templo original, de la misma advocación y construido en tiempos de Felipe II, que se encontraba en la zona de la Puerta del Sol.


Trazas rectas, ángulos marcados, profusión de recercados... en esta nueva iglesia se mezclan elementos neogóticos con otros propios de la arquitectura tradicional madrileña, destacando especialmente su estilizado campanario, una torre de cuatro caras que tendrá como contrapunto en el otro extremo una cúpula de dimensiones quizás algo discretas para la fastuosidad del conjunto.
Vinculada al Hospital del mismo nombre que se encontraba anexo, sufrió daños bastante importantes durante la Guerra Civil, aunque no serían las bombas quienes derribaran el templo, sino la dichosa especulación.

Así, en 1975 se inicia su demolición haciendo oídos sordos a las quejas y protestas de los vecinos, resultando un solar sobre el que se levantará un modernísimo conglomerado de hormigón, acero y vidrio. 
A juego, también en hormigón, acero y vidrio, aterrizó una nueva iglesia, también del Buen Suceso, aunque la voz popular, sabia voz popular, no quiso perpetuar en ella el nombre del bello edificio decimonónico que la piqueta había dejado en un recuerdo, rebautizándola con una advocación más acorde a su estética y forma: Nuestra Señora de Magefesa.






9 de noviembre de 2014

Adam Mickiewicz: asesinando la cultura polaca



17 de Agosto de 1940

Sobre una larga y esbelta escalera, un operario arranca de su pedestal lo que parece ser la estatua de un hombre mientras una multitud de curiosos asiste impasible a los hechos.
Estamos en la Plaza Mayor del Mercado de Cracovia, donde los nazis están destruyendo el monumento del poeta Adam Mickiewicz, uno de los grandes maestros de la literatura polaca.

No es un hecho aislado ni se están ensañando especialmente con este escritor, sino que todo forma parte de un plan tan ambicioso como atroz: erradicar para siempre la cultura popular polaca.
Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda, ya había comentado meses atrás que "la nación polaca no merece ser llamada una nación cultivada", palabras crueles aunque algo más suaves a decir verdad que las órdenes dadas por el propio Adolf Hitler antes de la invasión del país consistentes en "matar sin misericordia ni piedad todos los hombres, mujeres y niños de la raza polaca".


Es por ello que fueron clausurados todos los espacios culturales del país, desde bibliotecas y museos hasta cines e incluso salas de fiesta, al tiempo que trataba de borrarse la huella de los grandes nombres de la cultura local destruyendo sus obras, prohibiendo su difusión y, en el caso de Adam Mickiewicz, "escritor de escritores", derribando la estatua que recordaba su memoria.


Hasta 1955, coincidiendo con el centenario de la muerte del poeta, no fue repuesto el monumento, que había sido inaugurado curiosamente en 1898, fecha del centenario de su nacimiento.



22 de agosto de 2014

Petah Tikva, "Puerta de Esperanza"


Asentamiento Judío


Año 1912.

Un niño de corta edad observa curioso la cámara; a escasos metros otro muchacho, más austadizo, hace lo propio escondido tras la rueda de un carruaje.
A su alrededor el ambiente es apacible, se respira tranquilidad, paz... 
Estamos en Petah Tikva, una pequeña localidad situada a pocos kilómetros de Tel Aviv conocida por ser la primera colonia sionista fundada en Palestina.

Su historia se remonta a 1878, cuando un grupo de religiosos judíos cuya cabeza visible era el rabino lituano Aryeh Leib Frumkin decidieron regresar a la tierra de sus ancestros.
Inicialmente su intención era instalarse en las cercanías de la bíblica Jericó, pero el sultán otomano Abdulhamid II, receloso, les prohibió establecer en esas tierras ningún asentamiento permanente.
Lejos de desfallecer, los colonos eligieron un nuevo emplazamiento cerca de la desembocadura del río Yarkon que llamaron Petah Tikva, "Puerta de Esperanza", inspirándose en una profecía de Oseas

El pequeño poblado tuvo unos comienzos difíciles, ya que además de las duras condiciones que les fueron impuestas por los otomanos, dueños por aquel entonces de Oriente Medio, una epidemia de malaria diezmó la población, que fue evacuada en 1882.
Pero nada medraba en el ánimo de esta gente, que al año siguiente regresaban a Petah Tikva reforzados por un inesperado apoyo: el mecenazgo del barón Edmond de Rothschild, que había decidido financiar la colonización judía no sólo de este poblado agrícola, sino de toda Palestina.
Se había iniciado la Primera Aliyah o migración de judíos europeos a Israel.

Así, a finales de ese año mismo se estima que había más de 24000 judíos en Palestina. Era el comienzo de una historia que, por desgracia, hoy presenta una cara mucho menos amable que el apacible ambiente de la Petah Tikvá de hace 100 años, cuando los niños se escondían detrás de ruedas para no salir en fotografías...


10 de julio de 2014

Expoliando Santa María de Óvila


Santa María de Óvila
Fuente Imagen: Sacred Stones
Año 1930.

Unos obreros amontonan grandes sillares de piedra alrededor de un patio; al fondo asoma lo que parece ser la arquería de un antiguo claustro.
Son las ruinas de Santa María de Óvila, en Guadalajara, un monasterio cistercense del siglo XII que, literalemente, está siendo desmontado para su traslado a Estados Unidos.

Fundado en tiempos de Alfonso VIII de Castilla en la comarca del Alto Tajo, alcanzó relativa importancia durante la Baja Edad Media aunque con el paso de los siglos se sumió en una profunda decadencia hasta el punto de desaparecer como tal en el siglo XIX.
El abandono se apodera entonces de las viejas piedras cistercenses hasta 1928, cuando el banquero Fernando Veloso lo compra al Estado por 3000 pesetas para incorporarlo a la enorme finca de recreo que estaba conformando en la zona.

Pero otro hombre de negocios pone su punto de mira en el cenobio: hablamos de William Randolph  Hearst, un magnate de la prensa estadounidense que adquiere varias partes de Óvila con la intención de reconstruirlas en su mansión veraniega de Vina, en California.
Ocho siglos después el viejo Monasterio no sólo cambiaba de dueño, sino que era trasladado a miles de kilómetros de distancia poniendo todo un océano por medio.
Una parte de la Historia y la Cultura de España era empaquetada en cientos de cajas  de madera como simple mercancía para lucro de unos y disfrute de otros. 

Fuente Imagen: Sacred Stones

En nuestros días las piedras arrancadas a Santa María de Óvila forman parte de la Abadía de New Clairvaux, en California.

Hearst no pudo lograr su objetivo por una serie de problemas burocráticos primero, económicos después, por lo que en un nuevo atropello las cajas donde se transportaba el Monasterio saqueado permanecieron amontonadas durante décadas en un parque.
Y allí seguirían de no ser por los monjes de esa abadía californiana que, quizás por conciencia patrimonial, quizás por compasión hacia los viejos sillares de piedra, quizás por ambas cosas, reconstruyeron las antiguas estancias cistercenses integrándolas en su complejo religioso que, con el tiempo, se ha convertido en uno de los más importantes reclamos turísticos de la zona.  

A miles de kilómetros, en Guadalajara, unas ruinas se levantan a escasos metros del río Tajo: es lo que queda de Santa María de Óvila, lo que no expolió Hearst, lo que resiste al abandono, a la desidia y, de momento, a la ley de la gravedad.
Detalle curioso es que, a pesar de su precario estado de conservación, estas piedras son Monumento Nacional desde 1931... un año después de haber sido expoliado el Monasterio
Sin duda, un sinsentido.
Otro más...


Monasterio Cistercense
Fuente Imagen: Wikipedia


7 de julio de 2014

El Palacio de Ripalda en Valencia


Atrocidades Patrimonio Español

Año 1910 (aprox.)

A pesar de que la Estampa parece transportarnos a las inmediaciones de algún "château" francés del Valle del Loira, estamos realmente en Valencia, entre los Jardines del Real y la Alameda
Orgulloso, ante nosotros se alza el Palacio de Ripalda, característico por su esbelta torre cilíndrica coronada por una estilizada cúpula cónica nacida de un matacán.
Su imagen es quizás algo extraña, poco usual en estas latitudes mediterráneas, ajena a la arquitectura tradicional valenciana, pero indudablemente bellísima.

No en vano estamos ante una joya del eclecticismo arquitectónico, corriente que a finales del siglo XIX desenterró lenguajes y estilos del pasado con resultados tan vistosos como este palacete de la familia Ripalda.
Así se entiende que su autor, Joaquín María Arnau Miramón, se inspirara en los castillos franceses para incrustar en plena Valencia un edificio que en poco tiempo llegó a convertirse en uno de los iconos de la ciudad.


Y lo fue durante algunos años... los que estuvo en pie, ya que si bien se terminó en 1891, sólo siete década más tarde fue derribado, en 1967, dentro de una operación urbanística que al parecer dejó importantes beneficios a sus protagonistas.




La Torre Nueva de Zaragoza


Zaragoza


Año 1865.

Un estilizada y bella Torre asoma entre los tejados de Zaragoza.
Construida a principios del siglo XVI en ladrillo visto según la tradición arquitectónica mudéjar heredada de los viejos alarifes musulmanes, era el techo de la capital aragonesa con sus más de 80 metros de altura rematados por un triple chapitel de pizarra.
Símbolo y referencia visual de la ciudad maña, tenía la peculiaridad de estar inclinada casi 3 metros de su vertical por el asiento parcial de su cimentación al poco de ser levantada, aunque pronto alcanzó la estabilidad necesaria para mantenerse en pie durante siglos.

Hasta que llegó 1892.
El Ayuntamiento, argumentando el peligro de esa inclinación que le había dado fama mundial, decidía demoler la Torre Nueva a pesar de la fuerte presión vecinal, que nada pudo hacer. 
No en vano, estamos en la primera época dorada de la piqueta, cuando el patrimonio arquitectónico español empieza a sucumbir en el nombre de planes urbanísticos importados de otras culturas y al amparo de la inevitable sombra de la especulación.
Los ladrillos de la Torre Inclinada de Zaragoza fueron vendidos como material de construcción en nuevas obras; en su demolición se emplearon obreros parados; su lugar lo ocupó una moderna plaza... y mucha gente se enriqueció con esta operación.
Zaragoza descendía de los cielos.


Imagen del círculo de J. Laurent

3 de julio de 2014

Flores Arrocha, el último bandolero


Bandolero Serranía de Ronda

31 de Diciembre de 1932

Varios hombres, entre los que se encuentran tres guardias civiles, descansan en un roquedal de la Serranía de Ronda
Uno de ellos sostiene las riendas de un mulo del que cuelgan lo que parecen ser las piernas de un hombre: es Francisco Flores Arrocha, uno de los últimos bandoleros andaluces, que acaba de ser abatido a tiros.

Flores se había echado al monte un año antes, cuando en una discusión por la compra de una finca mató a la hija de su primo Salvador, una muchacha de apenas 18 años que involuntariamente se había visto envuelta en la refriega.
Oculto en la Serranía de Ronda, que conocía como la palma de su mano, logró poner en jaque durante meses a las autoridades adquiriendo algo de fama en la España de la época, aunque realmente le daba igual... en su cabeza sólo había lugar para un sentimiento: la venganza.
Y así una mañana, espoleado por el odio y la rabia incontrolables que le atormentaban desde el día de la discusión con Salvador, se presentó en su casa asesinándolo junto al resto de su familia.
Ya se había desquitado, restituido su honor, limpiado su nombre... y escrito el final de sus días.
Tres semanas después fue acribillado a balazos en una emboscada por la Guardia Civil.



Imagen tomada de NicolásdeMálaga.blogspot

29 de junio de 2014

El Cristo de las Trincheras


Guerra Mundial

9 de Abril de 1918.

Neuve Chapelle, un pequeño pueblo francés del Paso de Calais, está totalmente arrasado 4 años después del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
No queda nada, absolutamente nada, en un paisaje apocalíptico donde restos carbonizados de árboles y ruinas de viviendas se entremezclan con trincheras y oquedades provocadas por impactos de proyectiles.
Entre tanta desolación, un Cristo mutilado emerge entre los escombros como si estuviera suplicando el fin de tanto sufrimiento. 
Es un símbolo de la esperanza. También de la barbarie humana.


Los soldados lo llaman el Cristo de las Trincheras, único vestigio del Calvario que en 1877 habían erigido las familias Bocquet y Plouviez en esta localidad gala que, según se decía, una vez fue bella.
Ante sus ojos, entre desesperación y tristeza, han muerto decenas de miles de hombres de uno y otro bando, y a él se encomendaron los soldados portugueses para resistir heroicamente una de las últimas ofensivas del ejército alemán.


Consiguieron su objetivo, aunque perdieron la vida más de 7500 hombres.
Más de 7500 hombres que nunca regresarían a casa.
Más de 7500 hombres fallecidos lejos de su tierra natal, de sus familias, sepultados en fosas comunes a miles de kilómetros del cielo que los debería haber visto envejecer.
Y más de 7500 hombres en cuyo honor Portugal levantó la Tumba al Soldado Desconocido en el Monasterio de Batalha, cerca de Lisboa, que desde 1958 preside el Cristo de las Trincheras, cedido por las autoridades francesas para mantener por siempre vivo el recuerdo de esos desdichados combatientes portugueses.


El asesino de Sarajevo


Primera Guerra Mundial

28 de Junio de 1914.

Un hombre forcejea con las fuerzas de orden público de Sarajevo, que a duras penas consiguen trasladarlo a un lugar seguro para evitar su linchamiento.
Se viven momentos de tensión, incertidumbre, desconcierto: ese hombre es Gavrilo Princip, afín a la organización terrorista serbia "Mano Negra", y acaba de asesinar al archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio AustroHúngaro.

En las fechas que están por venir la Historia se precipita: el Imperio ataca a Serbia y Rusia acude en su ayuda.
Alemania, aliada tradicional de los austríacos, mueve ficha declarando la guerra a los rusos y a Francia, a la vez que invade Bélgica, momento que aprovecha Inglaterra para entrar en escena.

Acaba de comenzar la Gran Guerra
El mundo ya nunca será igual. 



16 de junio de 2014

El Maracanazo


Jules Rimet Obdulio Varela

16 de Julio de 1950

Con cara de circunstancia Jules Rimet, presidente de la Fifa desde hacía casi 30 años, entrega la Copa del Mundo a Obdulio Varela, capitán de la selección uruguaya de fútbol.
A su alrededor no se observa la solemnidad ni la celebración características de este tipo de actos, mas bien al contrario: un grupo de hombres trajeados y cara mosqueada parecen blindar al octogenario mandatario, que no parece sentirse a gusto.

Contra todo pronóstico Uruguay acababa de derrotar en la gran Final del Mundial de 1950 a Brasil, la todopoderosa selección anfitriona, que hasta la fecha estaba realizando un campeonato impecable contándose sus partidos por goleadas. De hecho era la gran favorita no sólo para vencer al combinado del pequeño país sudamericano, sino para mandarlos a casa con un buen saco de goles.

Así lo esperaba el planeta fútbol; así lo esperaba todo un país que vibraba con su seleçao; así lo esperaban  los más de 200.000 hinchas que se agolpaban en Maracaná, escenario elegido para el choque; y así lo esperaba el propio Jules Rimet, que a falta de pocos minutos y con todo favorable para los locales entró en los vestuarios para preparar el discurso de felicitación a los vencedores... 

Pero fútbol, como dijo Boskov, es fútbol... y en apenas 15 minutos los uruguayos, con goles de Juan Alberto Schiaffino y de Alcides Ghiggia dieron la vuelta al tanto inicial de los brasileños, alzándose con el Mundial.  

Nadie lo esperaba, y menos Rimet, que cuando regresó al terreno de juego con la Copa y su discurso encontró un Estadio en silencio, callado, donde si acaso se escuchaban los amargos lamentos de los humillados seguidores locales.
Casi a escondidas, el octogenario presidente buscó al capitán uruguayo y le entregó el trofeo, sin que le diera siquiera tiempo a felicitarlo.
Quizás estaba contagiado de la tristeza brasileña.
Quizás aún no había salido de su asombro, como el resto del mundo. 

Quizás ambas cosas... 

Daba igual. 


Esa fecha siempre será recordada como una de las más tristes de la historia de Brasil, llegando mucha gente incluso a suicidarse. 
El partido, sobra decirlo, ha pasado a la posteridad como un de los grandes hitos de la historia del fútbol: el Maracanazo.



13 de junio de 2014

En el cruce de Abbey Road


Previo del cruce de Abbey Road

8 de Agosto de 1969

Cuatro hombres atienden a las indicaciones de Ian McMillan, un fotógrafo escocés que, cámara en mano, mantiene como puede el equilibro subido una escalerilla de mano en el mismo cruce de Abbey Road con la Groad End Road, en Londres.
La escena es, cuando menos, pintoresca.

Desaliñado, bohemio, con camisa blanca, traje blanco, zapatos blancos, melena en declarada rebeldía y barba descuidada de varias semanas, John Lennon sonríe con las manos metidas en los bolsillos, como si con él no fuera la historia.
A su espalda Ringo Starr, con una chaqueta negra algunas tallas más grande de lo recomendable, parece atraer por señas la atención del intrépido fotógrafo. Sus zapatos, impecablemente limpios, relucen al sol de la mañana del verano londinense.
Paul McCartney parece ser el que más se lo toma en serio: con traje azul, señala algún punto del paso de cebra que en breve atravesarán. Vive cerca, apenas a 50 metros, y por comodidad esa mañana había acudido al trabajo con unas horribles sandalias que se quitará cuando atraviese para hacer la foto.
El último de la fila, o el primero según se mire, es un George Harrison que apura las últimas caladas de un cigarrillo mientras observa al bueno de Ian con un gesto a medio camino de la extrañeza y la incredulidad.


Todo está listo. No hay más que esperar. En el mismo orden, uno a uno, los cuatro Beatles se disponen a atravesar el paso de cebra de Abbey Road
Seis tomas hizo McMillan, la quinta fue la válida y el resultado por todos conocido: una de las portadas míticas de la historia de la música.





5 de abril de 2014

El Gran Atasco de Pekín


Pekín Beijing


14 de Agosto de 2010.

Miles de coches se agolpan en la Autopista Nacional China 110 (G110), principalmente a la entrada de Pekín.
Estamos ante el atasco más largo de la historia, que formó filas de coches con más de 100 km de longitud que avanzaban a una velocidad media de 1 km al día.
Este atasco se prolongó durante 12 días y se llegaron a vivir situaciones realmente insólitas, como el aumento desproporcionado del precio de las botellas de agua, que se multiplicó por 10.