8 de Septiembre de 1906.
El Zoológico del Bronx estrena atracción: un nuevo inquilino viene a sumarse a la "Casa de los Monos" junto a los demás primates, solo que esta vez tiene nombre e incluso apellido.
Se trata de Ota Benga, un pigmeo del Congo Belga adquirido a un tratante de esclavos por el aventurero Samuel P. Vermer en uno de sus viajes por el continente africano.
Tras limarle los dientes para que tuviera un aspecto más fiero, al bueno de Ota le dieron un arco, unas flechas, le pusieron un taparrabos y lo soltaron entre los monos, con bastante éxito por cierto entre los visitantes que en tropel acudían tarde tras tarde para ver para esta curiosa "exhibición".
Afortunadamente pronto hubo voces discordantes, quejas, protestas... y nuestro pigmeo abandonó el Zoológico del Bronx con destino a Virginia, donde debería integrarse en el estilo de vida americano.
Pero no pudo ser; Ota no terminaba de adaptarse a este nuevo mundo que ahora parecía querer acogerlo.
Aunque acudía con regularidad a un Colegio e incluso encontró trabajo en una tabacalera, en marzo de 1916, a la edad de 32 años, destrozó de un balazo su corazón tras bailar una danza ritual similar a las que vería hacer a sus padres en los bosques ecuatoriales de su infancia, ahora tan lejanos...
Ota no quería vivir en un mundo que no era el suyo.